sábado, 21 de julio de 2012

Ser bisexual en México (primera parte)



Es dificil definir las características de la vida de otras personas, y en México resulta especialmente dificil, más aún si se escribe de diversidad sexual. Mi país tiene un territorio vasto y rico en diferentes ecosistemas y realidades sociales. En una misma ciudad la desigualdad socioeconómica esta presente con solo cruzar una calle, y los prejuicios no  respetan contexto alguno. Pueden estar en cualquiera, por más impensable que parezca. Yo misma cargué (y cargo) con prejuicios, los cuáles trabajo para deshacer de mi maraña personal.

Antes de definirme como bisexual, fui heteroflexible. Curiosa. Internet no existía como lo conocemos en la actualidad, por lo que durante mi adolescencia los libros de Biología y Ciencias Sociales fueron la primera luz para comprender mi atracción hacia ambos sexos. Recuerdo que destacaban la curiosidad y la experimentación sexual como algo natural durante la adolescencia, por lo que asumí que ese era mi caso. No se porque jamás me cuestioné a mi misma si otrxs atravsaban por aquella "construcción y reafirmación de la identidad sexual" como ocurría conmigo. Tuve tantas cosas con que lidiar a nivel familiar durante aquella etapa que esa explicación me bastó. Obtuve placer visual a través de una revista pornográfica encontrada en la calle, con sus anécdotas y mujeres desnudas, exploré mi cuerpo y disfruté de la masturbación y los orgasmos obtenidos. En esa temporada de cambios lo único constante fue mi atracción hacia las mujeres y un enamoramiento largo y a distancia por un muchacho con quién apenas hablaba, y ninguna de las dos cosas se estorbó entre sí. Para los quince años la homosexualidad producía en mi una alerta constante ante cualquier mención. Sabía que dos mujeres podrían ofrecerse placer porque yo misma me lo prodigaba, e intuía las formas que los hombres utilizarían entre sí. ¡Me sentí tan madura, tan sabihonda, al explicarselo a una amiga que no lo entendía! ¡Que orgullo mirar sus ojos abrirse más ante la revelación del uso de lubricante! Ya en 3° año de secundaria me sentía una experta teoríca, capaz de dar mi opinión cada vez que las conversaciones grupales se convertían en un panel de opinión sobre sexualidad y menstruación.

El crecimiento de Internet durante mi juventud significó más fuente de información, pero yo seguía en esa laguna mental, donde postergaba analizar mi identidad ya que lesbiana me parecía ajeno y heterosexual incompleto (antes de cumplir 20 años no existía la bisexualidad en mi vocabulario). He leído de lesbianas que toman a la bisexualidad como primer paso para aceptarse, y en mi caso fue a la inversa... cuando mentalmente ya me aceptaba como lesbiana ante los orgasmos que conseguía por pensar en mujeres al acariciarme, ingresé a la vida laboral siendo preparatoriana. Entonces lo conocí, a mi gran amor de la preparatoria: un hombre que me doblaba la edad, las rodillas, y el corazón. Se encontraba en un sector de la empresa que apenas y coincidia con mis labores, pero no importó mucho, ya tenía experiencia con los amores estilo medieval, que con cualquier mirada furtiva me bastaba. Siempre he sido una idealista, ñoña perdida, y ese hombre era el parametro de inteligencia y belleza. Él tenía prometida, cuál requisito de novela caballeresca, y yo era una chiquilla de 16 años del siglo pasado: muuuuy ingenua. Rápidamente olvidé que ya me había declarado lesbiana a nivel personal, de tan enamorada que estaba. Ese amor me eclipsó como solo puede entenderlo alguien tímidx, cursi y sin experiencia.

viernes, 20 de julio de 2012

Perfil y declaración de intenciones.

Como primer texto, aquí están 5 puntos para establecer mi perfil y declaración de intenciones. Entrada abierta a ediciones y añadidos. 

1.- Soy bisexual.
2.- Soy profesora.
3.- Soy mujer.
4.- No soy heterosexual, no me "curé".
5.- ¿Qué quiero conseguir con este blog?


1.- Soy bisexual. Vivo en México, país latinoamericano con su alta dosis de machismo, misma que se manifiesta en el desprecio y violencia hacia la diversidad sexual. No conozco a bisexuales visibles (fuera del clóset), y las personas que conozco dejan de serlo al momento de tener pareja (se convierten en hetero, lesbiana, o gay). Aunque mi familia y pareja lo saben, yo misma no soy visible porque...

2.- Soy profesora. Durante mi primer semestre de la carrera surgió un debate, con un catedrático presente, sobre la legislación del matrimonio gay que rápidamente derivó a la adopción de niñxs. Ya estaba al tanto de la homofobia presente en mis compañerxs e institución, pero no lo entendí en su totalidad hasta que alguien expresó su indignación ante los hombres gay que ejercen la docencia, sobre el daño que "sus manerismos y actitudes" provocaban en niñxs y jovenes. Fue una mecha que se propagó con fuerza, donde lo más importante era "proteger a niños y niñas". Amo la docencia. Mi orientación sexual no influye a mi desempeño laboral, y es a través de mis errores y aciertos como quiero ser juzgada, por lo tanto asumí abandonar mi visibilidad. Comprendo que muchxs habrán podido vivir experiencias terribles, donde su crecimiento profesional se obstaculizó por su identidad sexual, y que podré ser juzgada duramente por las características que me favorecen (es la principal queja hacia la bisexualidad), sin embargo los prejuicios hacia esta situación son los que me han llevado a escribir mi experiencia.  

3.- Soy mujer. Desde muy joven me sentí atraída hacia ambos sexos, pensando en ellas como amigas especiales o "modelos a seguir" a quienes admiraba (no siempre fueron mis mejores amigas), y reconociendo más fácilmente mi enamoramiento por los niños, obviamente por el contexto social heteronormativo. Como no conocí el término "bisexual" o "queer" hasta la adultez, oscile entre la curiosidad y lo "normal" durante mi adolescencia. Ya como adulta el termino de lesbiana me estorbaba, porque seguían gustándome los hombres a pesar de tener más novias que novios, y fue en la palabra bisexual donde me encontré. Fue liberador, aún si se me acusaba de indecisa. Tristemente sufrí de bifobia al ser más aceptada cuando mis parejas fueron mujeres, pues en el momento que me relacionaba con hombres las amistades diversas que tenía se esfumaban. Incluso las que se denominaban bisexuales. La estabilidad y compromiso de mi relación actual con un hombre hizo que muchxs se apartasen definitivamente; fue un golpe duro ser discriminada por encontrar un amigo/amante/compañero de vida. Él es un hombre cisgénero (o cisexual: persona que no es transgénero) por lo tanto automáticamente se asume que soy heterosexual. No lo soy. 

4.- No soy heterosexual, no me "curé". Nunca me han dejado de gustar las mujeres, del mismo modo en que nunca dejaron de gustarme los hombres cuando tenía a una mujer como pareja. No soy visible, pero tampoco heterosexual. Sé que estoy asumiendo una postura muy cómoda por medio de "el que calla, otorga", pero guardar silencio tiene costo. Este blog es la muestra de ese precio, del vacío que me ocasiona ocultarme, del dolor emocional que resulta amputar para el público una parte de mi. Aquellos que dicen que la bisexualidad se elige o construye miente. Si así fuera podría vivir plácidamente como heterosexual, pero nunca lo fui. Amar a un hombre no me hace heterosexual. No soy bisexual porque este alternando parejas, o en el centro de un trío con un representante de cada sexo; soy bisexual porque he amado a hombres y mujeres, y cada una de estas personas me hizo vivir una experiencia particular, invaluable. Soy bisexual, con un hombre cisgénero que me acepta como soy. 

5.- ¿Qué quiero conseguir con este blog? Primeramente, catarsis saludable. En segundo término, buscar un camino a seguir. No conozco a nadie más en esta situación de invisibilidad, ni siquiera de forma virtual. La diversidad sexual no es ningún condicionante para el desempeño docente, y lxs estudiantes no tienen porque discutir sobre la orientación de sus profesores de la misma forma en la que no deben desperdiciar el tiempo de clase hablando del nuevo bebé del maestro, o del viaje de vacaciones de su directora. Sin embargo, considero que ser gay, lesbiana o bisexual debería tener el mismo peso en el aula como saber si lxs profesorxs tienen hijxs: mención de segundos para responder a la duda, y a continuar con la lección del día sin mayor consecuencia, asombro, o morbo. Suena a mundo ideal, pero ese momento llegará. Mientras tanto, necesito ordenar mis ideas. Creo firmemente en el poder de la palabra escrita, su impacto declarativo, y en el desarrollo personal que logra en quien escribe. Necesito expresarme. No puedo seguir más en silencio absoluto.